jueves, 30 de julio de 2009

Un buen momento


Vuelvo de la playa por la carretera del norte con una buena amiga. Ella conduce, yo voy de copiloto, Kira duerme atrás exhausta de correr tras mil piedras en la arena hirviendo, es curioso con qué poco puede ser feliz un perro. Suena reggae en la radio, subo el volumen, es uno de esos momentos en los que no hace falta hablar. Estamos aún fresquitas del último baño y acabamos de comer pescadito fresco. Se nota que es verano, el cielo es de un azul más intenso del habitual. Saco la mano por la ventanilla para sentir el aire colándose entre los huecos, muevo los dedos jugando a deslizarme en el viento. Si cierro un ojo puedo tocar las montañas con las yemas, pintarlas de colores. Ahora me siento libre y soy capaz de disfrutar de todo lo que me rodea en este preciso instante. Creo que cada vez me parezco más a Kira.

Chica Swing





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