Michael Jackson, el hombre que bailaba sobre la luna

Hoy me he levantado con la noticia de que Michael Jackson se nos ha ido definitivamente al mundo de los mitos. Inevitablemente me acordé de mi más tierna infancia. Yo fui una de esas niñas enamorada de su música y sus bailes. Por alguna extraña razón que todavía desconozco, un vídeo que narraba su biografía (desde sus inicios en los Jackson 5 hasta sus primeros grandes éxitos en solitario) se convirtió en el vídeo fetiche por enfermedad. Siempre que me ponía mala y tenía que quedarme encerrada en casa, veía este documental (o 'El Temible Burlón'). En fin, creo que destrocé el VHS y eso que no fui una niña enfermiza la verdad. Imité sus bailes hasta casi dominar el Moon Walker y canté sus canciones millones de veces... Me traumaticé por no poder ir al concierto que hizo aquí, en Tenerife, hace una eternidad: intenté disfrutarlo desde mi balcón, prismáticos en mano... era ver una pequeña mosca iluminada por unos focos gigantes, se escuchaba como si el vecino del tercero tuviera un disco en directo a mitad de volumen... ¡Qué recuerdos!

Atrás quedaron los videoclips que cambiaron nuestra vida y que marcaban el antes y después del mundillo audiovisual de la época, las excentricidades de un niño que tuvo tanto éxito que no pudo disfrutar de su infancia y se pasó el resto de su vida buscándola. Espero que haya sido feliz. Yo le estaré eternamente agradecida, siempre estuvo conmigo en los malos momentos de mi niñez, esos que ahora recuerdo con mucho cariño. Un gran aplauso de una servidora para un músico y bailarín de un grandísimo talento.